Queridos hermanos y hermanas, al reunirnos para reflexionar sobre el noble llamado de ser misionero, abracemos la esencia de difundir la buena nueva con alegría y dedicación. La Biblia nos ofrece profundas perspectivas sobre el corazón del trabajo misionero, que es compartir el amor y la verdad de Dios con todas las naciones. La Gran Comisión nos encomienda la tarea de hacer discípulos de todos los pueblos, un llamado que ha resonado a través de los tiempos desde las palabras del mismo Jesús.
El viaje de un misionero es uno de fe, sacrificio y amor. Requiere un corazón dispuesto a dejar lo conocido y adentrarse en lo desconocido, confiando en que Dios guiará y proveerá. La historia de Pablo el Apóstol es un poderoso ejemplo de esto. Una vez perseguidor de cristianos, la vida de Pablo fue transformada por un encuentro con Cristo. Se convirtió en uno de los misioneros más celosos, viajando extensamente para predicar el evangelio, establecer iglesias y nutrir a los creyentes en su fe.
El trabajo misionero no se trata solo de viajar a tierras lejanas; se trata de acercarse a los que nos rodean con compasión y verdad. Cada creyente está llamado a ser una luz en su propia comunidad, a compartir la esperanza que hay dentro de ellos. Esto se puede hacer a través de actos de bondad, compartiendo testimonios personales y viviendo una vida que refleje el amor de Cristo.
Querido amigo, recuerda que el poder del trabajo misionero no reside en la elocuencia de las palabras, sino en la autenticidad de una vida transformada por Cristo. Al salir con fe, Dios promete estar con nosotros, capacitándonos a través de Su Espíritu para tocar corazones y cambiar vidas. La cosecha es abundante y los obreros son pocos; respondamos al llamado con valentía y compromiso.
Prometo, si encuentras este mensaje inspirador, compartirlo con otros que puedan ser bendecidos por estas palabras. Queridos amigos, ahora veamos las escrituras bíblicas a continuación que hablan sobre el trabajo misionero.
“Por tanto, id, haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo”
— Mateo 28:19
“Les dijo: Id por todo el mundo predicad el evangelio a toda criatura”
— Marcos 16:15
“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, hasta lo último de la tierra”
— Hechos 1:8
“¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿cómo oirán sin haber quien les predique?”
— Romanos 10:14
“Será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; entonces vendrá el fin”
— Mateo 24:14
“Que se predicase en su nombre el arrepentimiento el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”
— Lucas 24:47
“Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío”
— Juan 20:21
“Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”
— 2 Corintios 5:20
“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí”
— Isaías 6:8
“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, también al griego”
— Romanos 1:16
“Porque así nos ha mandado el Señor, diciendoTe he puesto para luz de los gentilesA fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra”
— Hechos 13:47
“Cantad entre las gentes su gloriaY en todos los pueblos sus maravillas”
— 1 Crónicas 16:24
“Proclamad entre las naciones su gloriaEn todos los pueblos sus maravillas”
— Salmos 96:3
“Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos”
— 1 Corintios 9:22
“Para que seáis irreprensibles sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo”
— Filipenses 2:15
“Que prediques la palabra; que instes a tiempo fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia doctrina”
— 2 Timoteo 4:2
“¿cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas”
— Romanos 10:15
“Orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso”
— Colosenses 4:3
“A quien anunciamos, amonestando a todo hombre, enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre”
— Colosenses 1:28
“(pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles)”
— Gálatas 2:8
“Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”
— Hechos 20:24
“Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús”
— 2 Corintios 4:5
“Pero levántate, ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro testigo de las cosas que has visto, de aquellas en que me apareceré a ti”
— Hechos 26:16
“Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”
— 1 Pedro 3:15
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder”
— Mateo 5:14
“Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos”
— Mateo 9:37
“Les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíobreros a su mies”
— Lucas 10:2
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”
— Juan 13:35
“De esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno”
— Romanos 15:20
“Que anunciaremos el evangelio en los lugares más allá de vosotros, sin entrar en la obra de otro para gloriarnos en lo que ya estaba preparado”
— 2 Corintios 10:16
“A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo”
— Efesios 3:8
“Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no solo en Macedonia Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada”
— 1 Tesalonicenses 1:8
“Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra sea glorificada, así como lo fue entre vosotros”
— 2 Tesalonicenses 3:1
“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”
— 2 Pedro 3:9
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua pueblo”
— Apocalipsis 14:6
“¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: Tu Dios reina”
— Isaías 52:7
“Yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado”
— Mateo 10:7
“Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio”
— Hechos 8:4
“Después de anunciar el evangelio a aquella ciudad de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio a Antioquía”
— Hechos 14:21
“Pero no hallándolos, trajeron a Jasón a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá”
— Hechos 17:6
“Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, no calles”
— Hechos 18:9
“Para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo”
— Romanos 15:16
“Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo”
— 1 Corintios 1:17
“Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne sangre”
— Gálatas 1:15-16
“Por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio”
— Efesios 6:19
“¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; en esto me gozo, me gozaré aún”
— Filipenses 1:18
“Si en verdad permanecéis fundados firmes en la fe, sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro”
— Colosenses 1:23
“Para esto yo fui constituido predicador apóstol (digo verdad en Cristo, no miento), maestro de los gentiles en fe verdad”
— 1 Timoteo 2:7
“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús”
— Hebreos 3:1
“Nosotros hemos visto testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo”
— 1 Juan 4:14