Queridos hermanos y hermanas, el tema de la sanidad divina es de profunda importancia y maravilla en nuestro viaje espiritual. Dios, en Su amor y misericordia infinitos, provee sanidad a Sus hijos, tanto física como espiritualmente. A lo largo de la Biblia, somos testigos de numerosas ocasiones en las que Dios extiende Su toque sanador a aquellos que lo necesitan. Este acto divino es un testimonio de Su poder y compasión.
En el Antiguo Testamento, vemos al Señor como el sanador supremo. Cuando los israelitas estaban en el desierto, Dios los sanó de sus enfermedades, mostrando Su capacidad de liberar a Su pueblo de dolencias físicas. Esta intervención divina no solo fue una demostración de Su poder, sino también un recordatorio de Su pacto con Su pueblo.
Avanzando al Nuevo Testamento, vemos la encarnación de la sanidad divina en la vida y ministerio de Jesucristo. Nuestro Salvador sanó a los enfermos, dio vista a los ciegos e incluso resucitó a los muertos. Cada milagro fue una demostración del reino de Dios irrumpiendo en el mundo, una señal de Su amor y autoridad sobre todas las cosas. La sanación del leproso, la restauración del paralítico y la resurrección de Lázaro son ejemplos poderosos de la compasión y autoridad divina de Jesús.
La sanidad divina no se limita al ámbito físico. Jesús también sanó las heridas espirituales de aquellos que acudieron a Él. Perdono pecados y restauró relaciones rotas, ofreciendo paz y plenitud a todos los que creyeron en Él. Este enfoque holístico de la sanidad muestra que a Dios le importa cada aspecto de nuestro ser.
Querido amigo, como creyentes, estamos llamados a tener fe en el poder sanador de Dios. Se nos anima a orar por sanidad, confiando en que Dios escucha nuestros clamores y responde conforme a Su perfecta voluntad. Es importante recordar que la sanidad de Dios puede venir en diferentes formas y momentos. A veces, la sanidad es inmediata, mientras que otras veces es gradual o incluso toma una forma diferente a la que esperamos. Nuestro papel es confiar en la sabiduría y el tiempo de Dios.
Mientras reflexionamos sobre estas verdades, aferrémonos a la promesa de que Dios es nuestro sanador. Recordemos también compartir esta esperanza con otros, para que ellos también puedan experimentar el consuelo y la fortaleza que se encuentran en Cristo. Si encuentras este mensaje edificante, te animo a compartirlo con otros que puedan necesitar ánimo.
Queridos amigos, ahora veamos las escrituras de la Biblia a continuación que hablan sobre la sanidad divina.
“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. la oración de fe salvará al enfermo, el Señor lo levantará; si hubiere cometido pecados, le serán perdonados”
— Santiago 5:14-15
“Recorría Jesús todas las ciudades aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del reino, sanando toda enfermedad toda dolencia en el pueblo”
— Mateo 9:35
“Él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, queda sana de tu azote”
— Marcos 5:34
“Él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz”
— Lucas 8:48
“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, por su llaga fuimos nosotros curados”
— Isaías 53:5
“Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; por cuya herida fuisteis sanados”
— 1 Pedro 2:24
“Mas yo haré venir sanidad para ti, sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda”
— Jeremías 30:17
“Dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, hicieres lo recto delante de sus ojos, dieres oído a sus mandamientos, guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador”
— Éxodo 15:26
“Bendice, alma mía, a Jehováno olvides ninguno de sus beneficiosÉl es quien perdona todas tus iniquidadesEl que sana todas tus dolencias”
— Salmos 103:2-3
“Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, para sanar toda enfermedad toda dolencia”
— Mateo 10:1
“Cuando la gente lo supo, le siguió; él les recibió, les hablaba del reino de Dios, sanaba a los que necesitaban ser curados”
— Lucas 9:11
“Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, sanarán”
— Marcos 16:17-18
“Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate anda. tomándole por la mano derecha le levantó; al momento se le afirmaron los pies tobillos; saltando, se puso en pie anduvo; entró con ellos en el templo, andando, saltando, alabando a Dios”
— Hechos 3:6-8
“Recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del reino, sanando toda enfermedad toda dolencia en el pueblo”
— Mateo 4:23
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, que tengas salud, así como prospera tu alma”
— 3 Juan 1:2
“Él sana a los quebrantados de corazónY venda sus heridas”
— Salmos 147:3
“Hijo mío, está atento a mis palabrasInclina tu oído a mis razonesNo se aparten de tus ojosGuárdalas en medio de tu corazónPorque son vida a los que las hallanY medicina a todo su cuerpo”
— Proverbios 4:20-22
“Cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; con la palabra echó fuera a los demonios, sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, llevó nuestras dolencias”
— Mateo 8:16-17
“Toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él sanaba a todos”
— Lucas 6:19
“Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo con poder a Jesús de Nazaret, cómo este anduvo haciendo bienes sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”
— Hechos 10:38
“Oh Señor, por todas estas cosas los hombres vivirán, en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues tú me restablecerás, harás que viva. He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados”
— Isaías 38:16-17
“Sáname, oh Jehová, seré sano; sálvame, seré salvo; porque tú eres mi alabanza”
— Jeremías 17:14
“Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, él bendecirá tu pan tus aguas; yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti”
— Éxodo 23:25
“Quitará Jehová de ti toda enfermedad; todas las malas plagas de Egipto, que tú conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren”
— Deuteronomio 7:15
“Envió su palabra, los sanólos libró de su ruina”
— Salmos 107:20
“Sabiendo esto Jesús, se apartó de allí; le siguió mucha gente, sanaba a todos”
— Mateo 12:15
“Aconteció un día, que él estaba enseñando, estaban sentados los fariseos doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea Jerusalén; el poder del Señor estaba con él para sanar”
— Lucas 5:17
“Sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, echó fuera muchos demonios; no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían”
— Marcos 1:34
“Mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades señales prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús”
— Hechos 4:30
“De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; aun mayores hará, porque yo voy al Padre. todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”
— Juan 14:12-14
“Se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, otros muchos enfermos; los pusieron a los pies de Jesús, los sanó; de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, a los ciegos ver; glorificaban al Dios de Israel”
— Mateo 15:30-31
“Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba”
— Lucas 4:40
“Dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos, ponían en las calles a los que estaban enfermos, le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; todos los que le tocaban quedaban sanos”
— Marcos 6:56
“Hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, las enfermedades se iban de ellos, los espíritus malos salían”
— Hechos 19:11-12
“Saliendo Jesús, vio una gran multitud, tuvo compasión de ellos, sanó a los que de ellos estaban enfermos”
— Mateo 14:14
“En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades plagas, de espíritus malos, a muchos ciegos les dio la vista”
— Lucas 7:21
“Porque había sanado a muchos; de manera que por tocarle, cuantos tenían plagas caían sobre él”
— Marcos 3:10
“Aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre de disentería; entró Pablo a verle, después de haber orado, le impuso las manos, le sanó. Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, eran sanados”
— Hechos 28:8-9
“He visto sus caminos; pero le sanaré, le pastorearé, le daré consuelo a él a sus enlutados; produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos al cercano, dijo Jehová; lo sanaré”
— Isaías 57:18-19
“He aquí que yo les traeré sanidad medicina; los curaré, les revelaré abundancia de paz de verdad”
— Jeremías 33:6
“Jehová Dios míoA ti clamé, me sanaste”
— Salmos 30:2
“Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, a los pobres es anunciado el evangelio”
— Mateo 11:5
“Puso las manos sobre ella; ella se enderezó luego, glorificaba a Dios”
— Lucas 13:13
“Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible”
— Marcos 9:23
“Tanto que sacaban los enfermos a las calles, los ponían en camas lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos atormentados de espíritus inmundos; todos eran sanados”
— Hechos 5:15-16