Queridos hermanos y hermanas, adentrémonos en la profunda historia de David y Natán, un relato rico en lecciones de responsabilidad, arrepentimiento y sabiduría divina. David, un hombre conforme al corazón de Dios, no estaba exento de la fragilidad humana. Uno de los momentos más decisivos de su vida fue cuando pecó al tomar a Betsabé y orquestar la muerte de su esposo, Urías. Este acto grave desagradó al Señor, y fue el profeta Natán quien fue enviado a confrontar al rey.
Natán se acercó a David con una parábola, una simple historia sobre un hombre rico que tomó la única oveja de un hombre pobre. David, indignado por la injusticia de la historia, declaró que el hombre rico merecía morir. Fue entonces cuando Natán reveló la profunda verdad: “¡Tú eres ese hombre!” En ese momento, David fue golpeado por el peso de su pecado. Se dio cuenta de que no solo había agraviado a Urías y Betsabé, sino que había pecado contra Dios mismo.
Este encuentro nos enseña, queridos amigos, la importancia de tener un consejo piadoso en nuestras vidas. Natán, con sabiduría y valentía, habló la verdad a David, llevándolo al arrepentimiento. La respuesta de David fue de humildad y contrición. Reconoció su pecado y buscó el perdón de Dios, escribiendo las sentidas palabras del Salmo 51. Su arrepentimiento sincero es un poderoso ejemplo para todos nosotros.
La historia de David y Natán también destaca la misericordia de Dios. Aunque hubo consecuencias por las acciones de David, Dios lo perdonó, ilustrando que ningún pecado es demasiado grande para ser perdonado cuando nos volvemos a Él con un corazón contrito. Esta narrativa nos anima a examinar nuestras propias vidas, buscar perdón y extender gracia a los demás.
Queridos amigos, que aprendamos de la humildad de David y la valentía de Natán. Esforcémonos por estar abiertos a la corrección y ser rápidos para arrepentirnos. Comparte este mensaje con otros que puedan ser bendecidos por estos conocimientos. Ahora veamos las escrituras bíblicas a continuación que hablan sobre David y Natán.
“Jehová envió a Natán a David; viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, el otro pobre”
— 2 Samuel 12:1
“Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, te libré de la mano de Saúl”
— 2 Samuel 12:7
“Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás”
— 2 Samuel 12:13
“Aconteció que morando David en su casa, dijo David al profeta Natán: He aquí yo habito en casa de cedro, el arca del pacto de Jehová debajo de cortinas”
— 1 Crónicas 17:1
“Natán dijo a David: Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está contigo”
— 1 Crónicas 17:2
“En aquella misma noche vino palabra de Dios a Natán, diciendo”
— 1 Crónicas 17:3
“Ve di a David mi siervo: Así ha dicho Jehová: Tú no me edificarás casa en que habite”
— 1 Crónicas 17:4
“Porque no he habitado en casa alguna desde el día que saqué a los hijos de Israel hasta hoy; antes estuve de tienda en tienda, de tabernáculo en tabernáculo”
— 1 Crónicas 17:5
“Por dondequiera que anduve con todo Israel, ¿hablé una palabra a alguno de los jueces de Israel, a los cuales mandé que apacentasen a mi pueblo, para decirles: Por qué no me edificáis una casa de cedro?”
— 1 Crónicas 17:6
“Por tanto, ahora dirás a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo Israel”
— 1 Crónicas 17:7
“He estado contigo en todo cuanto has andado, he cortado a todos tus enemigos de delante de ti, te haré gran nombre, como el nombre de los grandes en la tierra”
— 1 Crónicas 17:8
“Asimismo he dispuesto lugar para mi pueblo Israel, lo he plantado para que habite en él no sea más removido; ni los hijos de iniquidad lo consumirán más, como antes”
— 1 Crónicas 17:9
“Desde el tiempo que puse los jueces sobre mi pueblo Israel; mas humillaré a todos tus enemigos. Te hago saber, además, que Jehová te edificará casa”
— 1 Crónicas 17:10
“Cuando tus días sean cumplidos para irte con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, afirmaré su reino”
— 1 Crónicas 17:11
“Él me edificará casa, yo confirmaré su trono eternamente”
— 1 Crónicas 17:12
“Yo le seré por padre, él me será por hijo; no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti”
— 1 Crónicas 17:13
“Sino que lo confirmaré en mi casa en mi reino eternamente, su trono será firme para siempre”
— 1 Crónicas 17:14
“Conforme a todas estas palabras, conforme a toda esta visión, así habló Natán a David”
— 1 Crónicas 17:15
“Dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, el arca de Dios está entre cortinas”
— 2 Samuel 7:2
“Natán dijo al rey: Anda, haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo”
— 2 Samuel 7:3
“Aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a Natán, diciendo”
— 2 Samuel 7:4
“Ve di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more?”
— 2 Samuel 7:5
“Ciertamente no he habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda en tabernáculo”
— 2 Samuel 7:6
“En todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado yo palabra a alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo de Israel, diciendo: Por qué no me habéis edificado casa de cedro?”
— 2 Samuel 7:7
“Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel”
— 2 Samuel 7:8
“He estado contigo en todo cuanto has andado, delante de ti he destruido a todos tus enemigos, te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra”
— 2 Samuel 7:9
“Además, yo fijaré lugar a mi pueblo Israel lo plantaré, para que habite en su lugar nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio”
— 2 Samuel 7:10
“Desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; a ti te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa”
— 2 Samuel 7:11
“Cuando tus días sean cumplidos, duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, afirmaré su reino”
— 2 Samuel 7:12
“Él edificará casa a mi nombre, yo afirmaré para siempre el trono de su reino”
— 2 Samuel 7:13
“Yo le seré a él padre, él me será a mí hijo. si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, con azotes de hijos de hombres”
— 2 Samuel 7:14
“Pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti”
— 2 Samuel 7:15
“Será afirmada tu casa tu reino para siempre delante de tu rostro, tu trono será estable eternamente”
— 2 Samuel 7:16
“Conforme a todas estas palabras, conforme a toda esta visión, así habló Natán a David”
— 2 Samuel 7:17
“El rico tenía numerosas ovejas vacas”
— 2 Samuel 12:2
“Pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado criado, que había crecido con él con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado bebiendo de su vaso, durmiendo en su seno; la tenía como a una hija”
— 2 Samuel 12:3
“Vino uno de camino al hombre rico; este no quiso tomar de sus ovejas de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, la preparó para aquel que había venido a él”
— 2 Samuel 12:4
“Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte”
— 2 Samuel 12:5
“Debe pagar la cordera con cuatro tantos, porque hizo tal cosa, no tuvo misericordia”
— 2 Samuel 12:6
“Te di la casa de tu señor, las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel de Judá; si esto fuera poco, te habría añadido mucho más”
— 2 Samuel 12:8
“¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, tomaste por mujer a su mujer, a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón”
— 2 Samuel 12:9
“Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer”
— 2 Samuel 12:10
“Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, tomaré tus mujeres delante de tus ojos, las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol”
— 2 Samuel 12:11
“Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel a pleno sol”
— 2 Samuel 12:12
“Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá”
— 2 Samuel 12:14
“Natán se volvió a su casaY Jehová hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, enfermó gravemente”
— 2 Samuel 12:15
“Entonces David rogó a Dios por el niño; ayunó David, entró, pasó la noche acostado en tierra”
— 2 Samuel 12:16
“Pero no convidó al profeta Natán, ni a Benaía, ni a los grandes, ni a Salomón su hermano”
— 1 Reyes 1:10
“Entonces habló Natán a Betsabé madre de Salomón, diciendo: ¿No has oído que reina Adonías hijo de Haguit, sin saberlo David nuestro señor?”
— 1 Reyes 1:11
“Ven pues, ahora, toma mi consejo, para que conserves tu vida, la de tu hijo Salomón”
— 1 Reyes 1:12
“Ve entra al rey David, dile: Rey señor mío, ¿no juraste a tu sierva, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, él se sentará en mi trono? ¿Por qué, pues, reina Adonías?”
— 1 Reyes 1:13
“Estando tú aún hablando con el rey, yo entraré tras ti reafirmaré tus razones”
— 1 Reyes 1:14
“Entonces Betsabé entró a la cámara del rey; el rey era muy viejo, Abisag sunamita le servía”
— 1 Reyes 1:15
“Betsabé se inclinó, hizo reverencia al rey. el rey dijo: ¿Qué tienes?”
— 1 Reyes 1:16
“Ella le respondió: Señor mío, tú juraste a tu sierva por Jehová tu Dios, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, él se sentará en mi trono”
— 1 Reyes 1:17
“He aquí ahora Adonías reina, tú, mi señor rey, hasta ahora no lo sabes”
— 1 Reyes 1:18
“Ha matado bueyes, animales gordos, muchas ovejas, ha convidado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar, a Joab general del ejército; mas a Salomón tu siervo no ha convidado”
— 1 Reyes 1:19
“Entre tanto, rey señor mío, los ojos de todo Israel están puestos en ti, para que les declares quién se ha de sentar en el trono de mi señor el rey después de él”
— 1 Reyes 1:20
“De otra manera sucederá que cuando mi señor el rey duerma con sus padres, yo mi hijo Salomón seremos tenidos por culpables”
— 1 Reyes 1:21
“Mientras aún hablaba ella con el rey, he aquí vino el profeta Natán”
— 1 Reyes 1:22
“Dieron aviso al rey, diciendo: He aquí el profeta Natán; el cual, cuando entró al rey, se postró delante del rey inclinando su rostro a tierra”
— 1 Reyes 1:23
“Dijo Natán: Rey señor mío, ¿has dicho tú: Adonías reinará después de mí, él se sentará en mi trono?”
— 1 Reyes 1:24
“Porque hoy ha descendido, ha matado bueyes animales gordos muchas ovejas, ha convidado a todos los hijos del rey, a los capitanes del ejército, también al sacerdote Abiatar; he aquí, están comiendo bebiendo delante de él, han dicho: ¡Viva el rey Adonías”
— 1 Reyes 1:25
“Pero ni a mí tu siervo, ni al sacerdote Sadoc, ni a Benaía hijo de Joiada, ni a Salomón tu siervo, ha convidado”
— 1 Reyes 1:26
“¿Es este negocio ordenado por mi señor el rey, sin haber declarado a tus siervos quién se había de sentar en el trono de mi señor el rey después de él?”
— 1 Reyes 1:27
“Entonces el rey David respondió dijo: Llamadme a Betsabé. ella entró a la presencia del rey, se puso delante del rey”
— 1 Reyes 1:28