Queridos hermanos y hermanas, hoy nos reunimos para explorar un tema solemne: muertes accidentales. Este es un asunto tratado con cuidado y sabiduría en las sagradas escrituras. La Biblia nos proporciona pautas y ejemplos para ayudarnos a entender estas situaciones y sus implicaciones. Es nuestro deber reflexionar sobre estas enseñanzas.
En la Biblia, las muertes accidentales se tratan con compasión y equidad. Se ven de manera diferente a los actos intencionados de daño. Nuestro Señor entiende que a veces ocurren eventos trágicos sin intención maliciosa. En tiempos antiguos, se establecían ciudades de refugio como un lugar de seguridad para aquellos que accidentalmente causaban la muerte de otro. Estas ciudades ofrecían protección y tiempo para una audiencia justa, asegurando que se hiciera justicia sin venganza indebida.
La sabiduría encontrada en estas escrituras nos enseña sobre la misericordia, la justicia y el valor de la vida. Nuestro compasivo Dios proporciona un camino para la reconciliación y la sanación, incluso cuando ocurre un daño no intencionado. El establecimiento de ciudades de refugio destaca la importancia de proporcionar santuario y debido proceso, afirmando que cada vida es preciosa y merece consideración y comprensión.
Podemos aprender de estos principios hoy, queridos amigos. Cuando ocurren accidentes, es crucial abordarlos con empatía y un compromiso con la verdad. Debemos buscar entender las circunstancias y extender la gracia, tal como Dios nos ha mostrado su gracia. Es un recordatorio de que todos somos capaces de cometer errores, pero también somos capaces de perdón y restauración.
Al reflexionar sobre estas lecciones bíblicas, recordemos la importancia del amor, la compasión y la justicia en nuestras propias vidas. Que nos inspiremos para crear comunidades que reflejen estos valores, ofreciendo apoyo y comprensión a quienes lo necesitan.
Queridos amigos, ahora veamos las escrituras bíblicas a continuación que hablan sobre muertes accidentales.
“Os señalaréis ciudades, ciudades de refugio tendréis, donde huya el homicida que hiriere a alguno de muerte sin intención”
— Números 35:11
“Este es el caso del homicida que huirá allí, vivirá: aquel que hiriere a su prójimo sin intención sin haber tenido enemistad con él anteriormente”
— Deuteronomio 19:4
“Estas seis ciudades serán de refugio para los hijos de Israel, para el extranjero el que more entre ellos, para que huya allá cualquiera que hiriere de muerte a otro sin intención”
— Números 35:15
“Para que se acoja allí el homicida que matare a alguno por accidente no a sabiendas; os servirán de refugio contra el vengador de la sangre”
— Josué 20:3
“Mas si casualmente lo empujó sin enemistades, o echó sobre él cualquier instrumento sin asechanzas”
— Números 35:22
“Como el que fuere con su prójimo al monte a cortar leña, al dar su mano el golpe con el hacha para cortar algún leño, saltare el hierro del cabo, diere contra su prójimo este muriere; aquel huirá a una de estas ciudades, vivirá”
— Deuteronomio 19:5
“Si el vengador de la sangre le siguiere, no entregarán en su mano al homicida, por cuanto hirió a su prójimo por accidente, no tuvo con él ninguna enemistad antes”
— Josué 20:5
“O bien, sin verlo hizo caer sobre él alguna piedra que pudo matarlo, muriere, él no era su enemigo, ni procuraba su mal”
— Números 35:23
“No sea que el vengador de la sangre, enfurecido, persiga al homicida, le alcance por ser largo el camino, le hiera de muerte, no debiendo ser condenado a muerte por cuanto no tenía enemistad con su prójimo anteriormente”
— Deuteronomio 19:6
“Mas el que no pretendía herirlo, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré lugar al cual ha de huir”
— Éxodo 21:13
“Arreglarás los caminos, dividirás en tres partes la tierra que Jehová tu Dios te dará en heredad, será para que todo homicida huya allí”
— Deuteronomio 19:3
“A los hijos del sacerdote Aarón dieron Hebrón con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas; además, Libna con sus ejidos”
— Josué 21:13
“Entonces la congregación juzgará entre el que causó la muerte el vengador de la sangre conforme a estas leyes”
— Números 35:24
“Les dieron Siquem con sus ejidos, en el monte de Efraín, como ciudad de refugio para los homicidas; además, Gezer con sus ejidos”
— Josué 21:21
“Estas fueron las ciudades señaladas para todos los hijos de Israel, para el extranjero que morase entre ellos, para que se acogiese a ellas cualquiera que hiriese a alguno por accidente, a fin de que no muriese por mano del vengador de la sangre, hasta que compareciese delante de la congregación”
— Josué 20:9
“Para que huyese allí el homicida que matase a su prójimo sin intención, sin haber tenido enemistad con él nunca antes; que huyendo a una de estas ciudades salvase su vida”
— Deuteronomio 4:42
“La congregación librará al homicida de mano del vengador de la sangre, la congregación lo hará volver a su ciudad de refugio, en la cual se había refugiado; morará en ella hasta que muera el sumo sacerdote, el cual fue ungido con el aceite santo”
— Números 35:25
“Quedará en aquella ciudad hasta que comparezca en juicio delante de la congregación, hasta la muerte del que fuere sumo sacerdote en aquel tiempo; entonces el homicida podrá volver a su ciudad a su casa a la ciudad de donde huyó”
— Josué 20:6
“Por tanto yo te mando, diciendo: Separarás tres ciudades”
— Deuteronomio 19:7
“A los hijos de Gersón de las familias de los levitas, dieron de la media tribu de Manasés a Golán en Basán con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas, además, Beestera con sus ejidos; dos ciudades”
— Josué 21:27
“Os serán aquellas ciudades para refugiarse del vengador, no morirá el homicida hasta que entre en juicio delante de la congregación”
— Números 35:12
“Al otro lado del Jordán al oriente de Jericó, señalaron a Beser en el desierto, en la llanura de la tribu de Rubén, Ramot en Galaad de la tribu de Gad, Golán en Basán de la tribu de Manasés”
— Josué 20:8
“Si Jehová tu Dios ensanchare tu territorio, como lo juró a tus padres, te diere toda la tierra que prometió dar a tus padres”
— Deuteronomio 19:8
“Si con instrumento de hierro lo hiriere muriere, homicida es; el homicida morirá”
— Números 35:16
“Siempre cuando guardares todos estos mandamientos que yo te prescribo hoy, para ponerlos por obra; que ames a Jehová tu Dios andes en sus caminos todos los días; entonces añadirás tres ciudades más a estas tres”
— Deuteronomio 19:9
“De la tribu de Neftalí, Cedes en Galilea con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas, además, Hamot-dor con sus ejidos Cartán con sus ejidos; tres ciudades”
— Josué 21:32
“Si con piedra en la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere muriere, homicida es; el homicida morirá”
— Números 35:17
“Pero si alguno se ensoberbeciere contra su prójimo lo matare con alevosía, de mi altar lo quitarás para que muera”
— Éxodo 21:14
“Para que no sea derramada sangre inocente en medio de la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad, no seas culpado de derramamiento de sangre”
— Deuteronomio 19:10
“Si con instrumento de palo en la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere muriere, homicida es; el homicida morirá”
— Números 35:18
“Pero si hubiere alguno que aborreciere a su prójimo lo acechare, se levantare contra él lo hiriere de muerte, muriere; si huyere a alguna de estas ciudades”
— Deuteronomio 19:11
“De la tribu de Rubén, Beser con sus ejidos, Jahaza con sus ejidos”
— Josué 21:36
“El vengador de la sangre, él dará muerte al homicida; cuando lo encontrare, él lo matará”
— Números 35:19
“Entonces los ancianos de su ciudad enviarán lo sacarán de allí, lo entregarán en mano del vengador de la sangre para que muera”
— Deuteronomio 19:12
“De la tribu de Gad, Ramot de Galaad con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas; además, Mahanaim con sus ejidos”
— Josué 21:38
“Si por odio lo empujó, o echó sobre él alguna cosa por asechanzas, muere”
— Números 35:20
“No le compadecerás; quitarás de Israel la sangre inocente, te irá bien”
— Deuteronomio 19:13
“Hesbón con sus ejidos Jazer con sus ejidos; cuatro ciudades”
— Josué 21:39
“O por enemistad lo hirió con su mano, murió, el heridor morirá; es homicida; el vengador de la sangre matará al homicida cuando lo encontrare”
— Números 35:21
“En la heredad que poseas en la tierra que Jehová tu Dios te da, no reducirás los límites de la propiedad de tu prójimo, que fijaron los antiguos”
— Deuteronomio 19:14
“Entonces señalaron a Cedes en Galilea, en el monte de Neftalí, Siquem en el monte de Efraín, Quiriat-arba (que es Hebrón) en el monte de Judá”
— Josué 20:7
“El vengador de la sangre le hallare fuera del límite de la ciudad de su refugio, el vengador de la sangre matare al homicida, no se le culpará por ello”
— Números 35:27
“No se tomará en cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquiera ofensa cometida. Solo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación”
— Deuteronomio 19:15
“Pues en su ciudad de refugio deberá aquel habitar hasta que muera el sumo sacerdote; después que haya muerto el sumo sacerdote, el homicida volverá a la tierra de su posesión”
— Números 35:28
“Cuando se levantare testigo falso contra alguno, para testificar contra él”
— Deuteronomio 19:16
“Estas cosas os serán por ordenanza de derecho por vuestras edades, en todas vuestras habitaciones”
— Números 35:29
“Entonces los dos litigantes se presentarán delante de Jehová, delante de los sacerdotes de los jueces que hubiere en aquellos días”
— Deuteronomio 19:17
“Cualquiera que diere muerte a alguno, por dicho de testigos morirá el homicida; mas un solo testigo no hará fe contra una persona para que muera”
— Números 35:30
“Los jueces inquirirán bien; si aquel testigo resultare falso, hubiere acusado falsamente a su hermano”
— Deuteronomio 19:18
“No tomaréis precio por la vida del homicida, porque está condenado a muerte; indefectiblemente morirá”
— Números 35:31
“Entonces haréis a él como él pensó hacer a su hermano; quitarás el mal de en medio de ti”
— Deuteronomio 19:19
“Ni tampoco tomaréis precio del que huyó a su ciudad de refugio, para que vuelva a vivir en su tierra, hasta que muera el sumo sacerdote”
— Números 35:32
“Los que quedaren oirán temerán, no volverán a hacer más una maldad semejante en medio de ti”
— Deuteronomio 19:20
“No contaminaréis la tierra donde estuviereis; porque esta sangre amancillará la tierra, la tierra no será expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino por la sangre del que la derramó”
— Números 35:33
“No le compadecerás; vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie”
— Deuteronomio 19:21
“No contaminéis, pues, la tierra donde habitáis, en medio de la cual yo habito; porque yo Jehová habito en medio de los hijos de Israel”
— Números 35:34
“La suerte cayó sobre las familias de los coatitas; los hijos de Aarón el sacerdote, que eran de los levitas, obtuvieron por suerte de la tribu de Judá, de la tribu de Simeón de la tribu de Benjamín, trece ciudades”
— Josué 21:4
“Los otros hijos de Coat obtuvieron por suerte diez ciudades de las familias de la tribu de Efraín, de la tribu de Dan de la media tribu de Manasés”
— Josué 21:5
“Los hijos de Gersón obtuvieron por suerte, de las familias de la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de Neftalí de la media tribu de Manasés en Basán, trece ciudades”
— Josué 21:6
“Los hijos de Merari según sus familias obtuvieron de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad de la tribu de Zabulón, doce ciudades”
— Josué 21:7
“Dieron, pues, los hijos de Israel a los levitas estas ciudades con sus ejidos, por suertes, como había mandado Jehová por conducto de Moisés”
— Josué 21:8
“De la tribu de los hijos de Judá, de la tribu de los hijos de Simeón, dieron estas ciudades que fueron nombradas”
— Josué 21:9
“Las cuales obtuvieron los hijos de Aarón de las familias de Coat, de los hijos de Leví; porque para ellos fue la suerte en primer lugar”
— Josué 21:10
“Les dieron Quiriat-arba del padre de Anac, la cual es Hebrón, en el monte de Judá, con sus ejidos en sus contornos”
— Josué 21:11
“Mas el campo de la ciudad sus aldeas dieron a Caleb hijo de Jefone, por posesión suya”
— Josué 21:12