Queridos hermanos y hermanas, el acto de perdonarnos unos a otros es una enseñanza profunda que se encuentra a lo largo de la Biblia. El perdón no es solo una sugerencia; es un mandato de nuestro Señor, uno que trae sanación y restauración a nuestras almas. Cuando perdonamos, reflejamos el carácter de Dios. Nuestro Padre Celestial, en Su infinita misericordia, nos perdonó a través de Jesucristo. Al hacerlo, estableció el ejemplo supremo para que lo sigamos.
Consideren, queridos amigos, la historia de José. Traicionado por sus hermanos y vendido como esclavo, José tenía todas las razones para guardar rencor. Sin embargo, cuando llegó al poder en Egipto y sus hermanos acudieron a él en necesidad, eligió el perdón sobre la venganza. Al perdonarlos, José no solo restauró su relación con su familia sino que también cumplió el plan más grande de Dios para los israelitas. Esta historia nos enseña que el perdón puede conducir a bendiciones inesperadas.
Nuestro Señor Jesucristo también enfatizó la importancia del perdón. Cuando Pedro le preguntó cuántas veces debería perdonar a alguien que lo ofende, Jesús respondió no siete veces, sino setenta veces siete. Esta respuesta muestra que el perdón debe ser ilimitado, al igual que la misericordia de Dios hacia nosotros es infinita. Jesús ilustró esto en la parábola del siervo despiadado, enseñándonos que si hemos sido perdonados mucho, también debemos perdonar generosamente a los demás.
Perdonar a los demás puede ser un desafío, queridos amigos, especialmente cuando hemos sido profundamente heridos. Sin embargo, aferrarse a la ira y al resentimiento solo carga nuestros corazones. Cuando elegimos perdonar, liberamos esa carga, encontrando libertad y paz en el amor de Dios. Es importante recordar que el perdón no significa olvidar los agravios cometidos o pretender que no ocurrieron, sino liberar el deseo de venganza y confiar en Dios para la justicia.
En nuestra vida diaria, esforcémonos por seguir estas enseñanzas sobre el perdón. Al hacerlo, fortalecemos nuestras relaciones y nos acercamos más a Dios. Hagamos un esfuerzo consciente por perdonar, así como hemos sido perdonados.
Queridos amigos, ahora veamos las escrituras bíblicas a continuación que hablan sobre perdonarnos unos a otros.
“Soportándoos unos a otros, perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”
— Colosenses 3:13
“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”
— Efesios 4:32
“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial”
— Mateo 6:14
“Cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas”
— Marcos 11:25
“No juzguéis, no seréis juzgados; no condenéis, no seréis condenados; perdonad, seréis perdonados”
— Lucas 6:37
“Entonces se le acercó Pedro le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”
— Mateo 18:21-22
“Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; si se arrepintiere, perdónale. si siete veces al día pecare contra ti, siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale”
— Lucas 17:3-4
“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”
— Santiago 5:16
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel justo para perdonar nuestros pecados, limpiarnos de toda maldad”
— 1 Juan 1:9
“El que cubre la falta busca amistadMas el que la divulga, aparta al amigo”
— Proverbios 17:9
“No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”
— Romanos 12:17-19
“Pero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado solo a mí, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros. Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él”
— 2 Corintios 2:5-8
“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, anda, reconcíliate primero con tu hermano, entonces ven presenta tu ofrenda”
— Mateo 5:23-24
“Ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados”
— 1 Pedro 4:8
“Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes”
— Lucas 23:34
“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley los profetas”
— Mateo 7:12
“Seguid la paz con todos, la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, por ella muchos sean contaminados”
— Hebreos 12:14-15
“Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano”
— Romanos 14:13
“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado”
— Gálatas 6:1
“El odio despierta rencillasPero el amor cubrirá todas las faltas”
— Proverbios 10:12
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor”
— 1 Corintios 13:4-5
“Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, para con todos”
— 1 Tesalonicenses 5:15
“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve repréndele estando tú él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano”
— Mateo 18:15
“Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”
— Romanos 12:20-21
“Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. José lloró mientras hablaban”
— Génesis 50:17
“Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, no me acordaré de tus pecados”
— Isaías 43:25
“¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados”
— Miqueas 7:18-19
“Cuanto está lejos el oriente del occidenteHizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”
— Salmos 103:12
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”
— Mateo 5:7
“Porque seré propicio a sus injusticiasY nunca más me acordaré de sus pecados de sus iniquidades”
— Hebreos 8:12